Ubicado en el sureste de América Central, tiene una extensión de 75.420 KM y está localizado en el istmo que une a América del Sur con América Central. Se trata de un destino que por su condición de país de tránsito, se convirtió en un punto de encuentro de culturas provenientes de todo el mundo.
Por: Mariela Altamirano
“Turismo empieza contigo” es el slogan turístico de Panamá y por ello mi desafío 2018 fue permanecer indiferente a los grandes malls (nada fácil) y combinar mi estadía motivada por la asamblea de agencias Lufthansa City Center con paseos que yo pudiese recomendar a mis pasajeros y lectores.
Al llegar al aeropuerto de Tocumen sugiero un traslado programado por una agencia de viajes que sale unos USD 30 y es un precio que será sin dudas mejor que el de un taxi –que en Panamá no están regulados y la tarifa dependerá de nuestra suerte–. En este país, las distancias se miden por tiempo y los taxistas cambian las reglas de juego a medio camino.
Casco Viejo
Panamá vieja fue destruida por el célebre pirata Morgan y refundada en su ubicación actual llamada Casco Viejo. Súper boutique, fue la zona perfecta para alojarme en el Central Hotel Panamá, una joyita colonial recuperada del olvido. Repleto de restaurantes gourmet, fondas, casas coloniales como Zara Lounge (en Avenida Central) o Casa Casco (Calle 10 Este) que abren sus terrazas por la noche para cenar o tomar unos tragos bajo las estrellas y luego quien lo prefiera puede quedarse a la hora de la rumba.
Comercios y mercados artesanales, galerías de arte, museos y un circuito de iglesias coloniales muy interesante incluyendo la bellísima Catedral frente a Plaza de la Independencia y además se encuentran aquí la casa de Gobierno situada en un antiguo convento y la Municipalidad.
Vía España y downtown
Es la city y la postal maravilla que puede compararse con Miami o Singapur y que de noche al iluminarse se ve “¡bien bonita chica!”
Vía España es la calle comercial en donde se mezclan outlets, tiendas, casinos, hoteles y antros; de todo un poco.
En las inmediaciones están los hoteles más visitados por los argentinos, el Riu Panamá Plaza –en donde me alojé una noche– y los hoteles Hard Rock Megapolis y Radisson Decapolis, estos dos unidos al centro comercial MultiCentro en donde se puede comprar con buenas ofertas y comer a costos accesibles en el patio de comidas del cuarto piso.
De aromas y recuerdos
Los aromas de un destino suelen impactar en mí más que las imágenes porque luego recuerdo esa experiencia con asociaciones de lo más interesante. En Casco Viejo la ciudad huele a deliciosos cítricos de los puestos callejeros que ofrecen jugos frutales o raspaditos. Es para mí sin dudarlo mi zona favorita de la ciudad.
Panamá es para saborear
Nuestros anfitriones nos agasajaron con un verdadero tour gastronómico que incluyó una visita a una cantina bien popular llamada En La Fonda (Calle Anastacio Ruiz Arosemena, Plaza Terrazas de Marbella en el primer piso) decorada con el frente de un típico “red devil” como barra y cabina de DJ, letreros en las paredes, adornos llamativos, manteles de plástico en cada mesa y vajilla de viejo.
Allí podemos probar delicias de la comida típica panameña y presenciar el show de un elenco de bailes típicos de la región hasta que se arma la parranda y todo empieza con salsa y merengue, pero termina en reggeaton, felices los 4, los 5 y toda la fonda.
Otro imperdible es el Mercado del Marisco, enfrente del Casco Viejo, es un gran patio de comidas semi cubierto con sillas plásticas de colores y decenas de carritos que ofrecen menúes tipo picadas o platos calientes de ceviches, frutos de mas, rabas y mariscos, arañitas fritas (pulpitos) servidos en envases descartables.
San Blas, San Blas no te olvido más
Me quedaba un día completo para definir ese destino que cerrara con bombos y platillos mi semana panameña.
Qué dice Wikipedia: la Comarca de Guna Yala, en el Caribe panameño, incluye un archipiélago de 365 islas que rodean la costa, de las cuales 36 están habitadas. Conocida como San Blas, el nombre autóctono es Guna Yala que en lengua guna significa “Tierra Guna” o “Montaña guna”.
Salimos a las 5.45 de la mañana rumbo al territorio Guna. Para ingresar es muy importante llevar el pasaporte, porque se sale del territorio panameño y hay que llevar agua, algo de frutas o galletitas para pasar un día largo.
Al llegar al territorio Guna debemos abonar USD 20 por el ingreso y mostrar el pasaporte; enseguida se llega al muelle.
Hay más de 360 islas y más de una manera de visitarlas. Yo les sugiero tomar la excursión con una agencia de viajes, ya que esta alternativa incluirá no sólo la lancha para llegar a 2 islas (al menos una de ellas con servicios sanitarios) y a una piscina natural con almuerzo que consiste en la pesca del día con una guarnición (si no te gusta el pescado hay pollo).
Pero lo más importante es que incluye a un guía. El guía debe ser integrante de la comarca y es aquí a donde la experiencia se torna multicultural. Escuchar de sus tradiciones y de los intereses de su comunidad fue el plus que hizo mi día de playa único.
Para cerrar la nota les confieso que me crucé un ratito al MultiCentro y conseguí un vestidito genial en Desigual ¡Pero juro que fueron sólo 5 minutos!