Un paraíso en peligro de extinción en el lugar más alejado del mundo. Socotra es un destino turístico original y reservado para unos pocos. Reúne características para todos los gustos: playas, montaña, cultura y naturaleza virgen.
La isla de Socotra, también llamada Socotora, forma parte de un archipiélago compuesto por cuatro islas en el Océano Índico y pertenece a la República de Yemen. Geográficamente se encuentra a 250 kilómetros al este del cabo Guardafui y a 350 al sureste de las costas de Yemen. Sus características, su fauna y flora, lo hacen un lugar único en el planeta. ¿Porqué? Además de ser una isla paradisiaca da vida a alrededor de 700 especies únicas, que no se pueden encontrar en otra región. Ésta es una de las razones por las que este archipiélago fue inscrito como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el 2008.
El total del archipiélago posee alrededor de 3.600 kilómetros cuadrados de superficie, Socotra es la más grande entre cuatro ínsulas -Abd Al Kuri, Samha y Darsa-, conocidas colectivamente como «Los Hermanos».
No vayas a creer lo que te cuentan del mundo, en realidad el mundo es incontable
dice Mario Benedetti en su poema Mundo. Esto se aplica en gran medida a Socotra, un lugar único e indescriptible. Claro, si las fotos y la información echarán suficiente luz sobre los destinos más paradisiacos de este planeta, viajar no sería uno de los mayores placeres de los que ha podido disfrutar el hombre.
Es una de las islas de origen continental más aisladas del mundo, separándose probablemente de África como una falla durante el Plioceno medio, en el mismo conjunto de eventos que abrió el golfo de Adén hacia el noroeste. Alejada de casi todo, con un clima árido y semiárido tropical monzónico; y parcialmente inaccesible entre junio y septiembre por la fuerza del viento y el potente oleaje no quedan dudas de que su condición geográfica es una de las claves para la biodiversidad.
La mayoría de los habitantes de la isla han vivido durante generaciones sin electricidad, agua corriente o carreteras pavimentadas, es que hasta el año 1999, a las complicaciones para llegar hasta ella por los monzones -viento estacional que se produce por el desplazamiento del cinturón ecuatorial. En verano los vientos soplan de sur a norte, cargados de lluvias. En invierno, son vientos del interior que vienen secos y fríos. Especialmente en el océano Índico y el sur de Asia-, había que sumarle que sólo se podía acceder en barco. Recién en julio del 1999 abrió el actual aeropuerto.
La combinación de clima y geografía, dan lugar a una flora endémica -sólo es posible encontrarla de forma natural en este lugar-, extremadamente vulnerable a los cambios. Se trata de un ecosistema único, con una biología que parece de otro mundo, por lo que muchos la llaman “la isla encantada” o “la isla alienígena”.
La fauna es muy interesante, en Socotra se pueden encontrar unas 140 especies de aves, de las cuales al menos 10 no se han visto en otro lugar. Ejemplo de ello es el cormorán de Socotra.
Por otro parte, la isla posee tres tipos de terrenos: estrechas planicies costeras, una meseta de piedra caliza con cuevas kársticas y las montañas Haghier
El árbol dragón
Dracaena cinnabari es un árbol con un tronco grueso, que puede alcanzar una altura de hasta de 10 metros, las ramas se ramifican hacia fuera y su copa forma una semiesfera. Es un árbol dragón, o “drago”, nativo de Socotra. Sus hojas son verticales, rígidas, asentadas y con la base ensanchada. Crece de forma natural entre los 150 y 1.600 metros sobre el nivel del mar, en regiones montañosas que frecuentemente son envueltas por nieblas. Su savia, de color rojo, era buscada en la antigüedad para ser usada como medicina o tinte.
El paraíso puede escapar de entre los dedos
Uno de los grandes peligros en la isla es la posibilidad de que todo lo que hoy la rodea se pierda en poco tiempo. Estudios realizados sobre su fragilidad sitúan a Socotra entre las 10 floras isleñas con mayor peligro de desaparición en el mundo. Esa flora endémica creada a partir de su diversidad biológica, inusual y espectacular, es vulnerable a las especies introducidas en su ambiente (como las cabras que crían sus habitantes) y al propio cambio climático en el tiempo.
Lo cierto es que el futuro de la isla es algo incierto, aunque se prevé un esfuerzo por mantener segura la flora y fauna.