vino tinto 2016 Assemblage, que nació con el objetivo de descubrir lo mejor de cada cepa. Morir-se de Amor es la búsqueda de una mayor expresión que la suma de sus partes. Sin dudas, es una vivencia holística.
Por la búsqueda incansable de las cosas que nos hacen bien. La satisfacción de agasajarse, por la materialización de los sueños y en virtud de un recorrido inolvidable… Por eso Morir-se de Amor. Un vino para los que creyeron que estaban listos para morir cuando amaron tanto. Para los que pensaron que se morían de amor. Y para los que no entienden porque el corazón se les diluyó entre copas.
Es, ante todo, un proyecto personal de Omar Araujo; en el que depositó diferentes conocimientos y pasiones para elaborar el vino que más le gusta. “La primera añada (agotada) fue una partida de 1900 botellas, cosecha 2013 Malbec con aportes de Cabernet Sauvignon y Merlot”.
En este caso, Assemblage es la nueva propuesta de Morir-se De Amor. Se trata de una partida deliciosa de 2100 botellas. Con cuatro varietales de uvas provenientes del Valle de Uco, elaborado en Atamisque por el enólogo es Adrián Vargas; de manera exclusiva para este propósito. La procedencia es Gualtallary para el Malbec y San José para los restantes.
“Para mí siempre fue más que un vino, es un proyecto de inflexión, una bisagra. En algún momento lo definí como entrañoso y lo sigue siendo. Morir-se de Amor es motorizar un sueño”, destacó Araujo. Y sobre cómo surge el proyecto resalta que “es una reacción a las adversidades”
“Es tener una segunda vuelta digna; en búsqueda de un objetivo claro. Ser feliz, que es una construcción. Me enfermé, sin un diagnóstico claro, pasé 40 días en cama y me levanté con la decisión de llevar a cabo un vino”, blanqueó.
Después de un proceso largo de introspección Araujo explicó: “Estoy convencido que vamos o volvemos del dolor, que es subjetivo siempre, y son umbrales que uno transita. El gran desafío es darse cuenta y tomar la decisión de qué hacer con eso que nos pasa”.
Y vaya que Omar Araujo pudo hacerlo. El resultado de un momento muy difícil en su vida, es un vino inolvidable. Con carácter, sabor, profundidad y hasta reflexión.
PH: Jessica Giordano
Morir-se de Amor, y sus detalles significativos
Este vino, es el resultado de la exquisita composición de Malbec (40%), Merlot (40%), Cabernet Sauvignon (10%) y Petit Verdot (10%). Tiene una crianza de 12 meses de barricas francesas de primer uso y tostado medio. Con un potencial de guarda de ocho años.
“Morir-se de Amor por las características del proyecto debía ser transgresor y provocador con una política de diferenciación bien marcada. Y desde ya lo de adentro tenía que decir lo mismo que afuera. La idea, además, era que me reflejara, bien o mal yo soy eso”.
Durante el proceso creativo, Araujo reconoce que “llegamos primero al diseño (realizado por Gachi Ruth Domínguez) que al vino”. “Eso hizo que me exigiera más en su desarrollo. El amor y la muerte son dos palabras potentes poco usadas y de las que no se vuelve. Una fusión explosiva de mucha relevancia”.
Luego, el autor de Morir-se de Amor cuenta que eligió las uvas y el tipo de vino. “El plan era que hablaran del vino mientras lo bebían. Va dirigido a un público con recorrido en vinos. Una invitación a decir lo que nos pasa, a preguntarnos, a revisarnos y provocar una invasión interna de emociones”, contó el hombre que lo piensa todo, para luego ejecutar.
El resultado es un color rojo violáceo profundo; que es activo, vivaz y despierto. En nariz es complejo y fresco. Presenta una paleta de aromas con reminiscencia a frutos negros y rojos, vegetales y especiados. Para luego, en boca, ser un vino de entrada y persistencia delicada y elegante. Taninos aterciopelados y el peso indicado dicen presente en el medio de boca. Lo que deja una impronta difícil de olvidar.
Por otro lado, se sugiere de maridaje quesos maduros; fiambres ahumados; risotto; pastas rellenas; guisos especiados de cocción lenta; carnes rojas y de caza a las brasas. Para los fanáticos de los postres: frutos secos; chocolates y dulces regionales con pimienta y aceite de oliva.
Conocer al pensador detrás de Morir-se de Amor
“Hice una Licenciatura en Turismo. Esa fue mi primera aproximación al vino, desarrollé productos para Enoturismo. Además, trabajé mucho como guía y dentro de una agencia de viajes. Era encargado de logística y operaciones del área de turismo receptivo” manifestó el hombre detrás de Morir-se de Amor.
Luego de muchos años de trabajo, se alejó de las agencias para acercarse a una vinoteca. Porque la vida, sin dudas, siempre muestra el verdadero camino. “Las degustaciones dirigidas fueron decisivas. No sólo por los vinos que disfruté. Sino también por el trato con el consumidor; que al día de hoy sostengo con mi vino”.
“Hacer un vino de autor en Mendoza es una decisión importante. Ser autor es otorgarle una impronta personal. A mí me sirvió para destilar la angustia. Recorrer el dolor. Aunque confieso que nunca pensé en lo que sucedería al salir al mercado”, subrayó Araujo.
Es que Morir-se de Amor, ha estado enamorando a quienes lo experimentan. Tiene la capacidad de sacar sentimientos, además de ganas de más por su sabor. “Pasó de todo; la respuesta y las reacciones. No estaba preparado, fue como una invitación a seguir revisándome”, dice.
“Cuando se terminó la primera añada, lo hizo con muchos regalos inolvidables que me modificaron para siempre. La angustia se transformó en atesorar los momentos inolvidables. Además, en ser mejor y expresar lo mejor de mí, sin estridencia. Lo mismo que hice buscando lo mejor de cada varietal, para una vivencia holística”.
Y finalizó: “Por eso hoy Assemblage es mi reflejo, ofrecer mi mejor versión. Con el paso del tiempo todos aprendemos y todos somos mejores que antes, por eso somos Morir-se de Amor Assemblage. Hoy me encuentro en otro estadío, con la intención de seducir paladares más exigentes”.
Después de un éxito rotundo con sus dos productos, Omar Araujo sigue teniendo contacto con el consumidor. Lo busca. Por eso, responde en todas las redes sociales y las consultas a su teléfono. Allí, recibe apoyo, historias de vida y mucha generosidad.